La sección sindical del Frente Sindical Obrero de Canarias FSOC del hotel H10 Lanzarote Princess manifiesta lo siguiente,
La lucha sindical no se mide únicamente en salarios o convenios, sino también en tiempo de vida. El tiempo es el recurso más valioso que tenemos, y el modelo laboral actual sigue hipotecando nuestras horas en beneficio de la productividad y la ganancia empresarial, mientras descuida la salud, la familia y el bienestar de las trabajadoras y los trabajadores.
La reducción de la jornada laboral, sin reducción salarial, no es un capricho ni una utopía: es una necesidad histórica y social. Ya se consiguió en el pasado —pasamos de jornadas de 12 o 14 horas a la jornada de 8 horas gracias a la organización obrera— y hoy toca dar un nuevo paso. La tecnología, los avances en productividad y la riqueza generada colectivamente permiten que trabajemos menos tiempo sin que ello suponga un retroceso en nuestros ingresos.
En las últimas décadas hemos avanzado en muchos aspectos: la tecnología ha transformado la manera de producir, las empresas son capaces de generar más riqueza en menos tiempo y los sistemas de comunicación nos conectan como nunca antes. Sin embargo, algo esencial no ha cambiado: seguimos dedicando la mayor parte de nuestras vidas al trabajo, muchas veces en jornadas largas y agotadoras que dejan poco espacio para lo verdaderamente importante.
Hoy, cada vez más voces reclaman un cambio: trabajar menos horas, con el mismo salario, y tener más vida fuera del trabajo. No se trata de un sueño irrealizable, sino de una propuesta con fundamento social, económico y humano.
El valor del tiempo
El tiempo es un recurso limitado. Dedicamos la mayor parte de nuestras horas a producir, mientras que el descanso, la familia, la cultura, la participación social o simplemente el derecho a no hacer nada, quedan relegados. La pregunta es inevitable: ¿de qué sirve trabajar tanto si no tenemos tiempo para vivir?
La reducción de jornada: un debate necesario
Reducir la jornada laboral sin bajar el salario no es un lujo ni una ocurrencia. Ya en el pasado se conquistaron derechos similares: la jornada de 8 horas fue una gran victoria que parecía imposible en su momento. Hoy, con la productividad multiplicada gracias a los avances tecnológicos, es lógico dar un paso más hacia jornadas más cortas, como la de 37,5 horas semanales.
Los estudios lo confirman: quienes trabajan menos horas suelen estar más motivados, enferman menos, y rinden igual o incluso mejor. Además, repartir el trabajo disponible permitiría reducir el desempleo y mejorar el equilibrio entre vida personal y laboral.

Más allá del salario
El trabajo no es solo una fuente de ingresos; también condiciona nuestra salud física y mental. Jornadas largas se traducen en estrés, ansiedad, enfermedades cardiovasculares y un sinfín de problemas asociados. En cambio, más tiempo libre significa más tiempo para cuidarnos, para aprender, para disfrutar de nuestras relaciones, y para participar activamente en la sociedad.
Un cambio de mentalidad
La reducción de jornada implica cambiar la manera en que entendemos el progreso. No es solo producir más y más, sino vivir mejor. Es reconocer que el bienestar colectivo debe estar por encima de la obsesión por el crecimiento económico sin límites.
Hacia una sociedad más justa
Trabajar menos, con el mismo salario, no es solo una reivindicación laboral: es un proyecto de sociedad. Significa distribuir mejor la riqueza, repartir el tiempo de vida y apostar por un modelo en el que la economía esté al servicio de las personas, y no al revés.
La historia nos enseña que los derechos no se regalan, se conquistan. La jornada de 8 horas fue posible porque millones de trabajadoras y trabajadores la exigieron. Hoy nos toca dar el siguiente paso: recuperar el tiempo que nos pertenece y vivir con dignidad.
Nuestra propuesta
Desde el Frente Sindical Obrero de Canarias FSOC exigimos:
- Reducción de la jornada laboral a 37,5 horas semanales y vamos más allá, reducir a 32 horas semanales, sin reducción de salario.
- Medidas legales y convenios colectivos que protejan realmente el derecho a la desconexión digital.
- Políticas públicas que apoyen este cambio como inversión en salud, empleo y justicia social.
Trabajar menos, cobrar lo mismo y vivir mejor no es una fantasía: es el próximo paso en la conquista de derechos. Como clase trabajadora, tenemos la obligación de exigirlo con firmeza. El tiempo de vida es nuestro, y no vamos a seguir regalándolo a costa de nuestra salud, de nuestras familias y de nuestro futuro.

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